Hay frases populares que usamos sin detenernos a pensar si son ciertas. “Más solo que un hongo” es una de ellas. La hemos escuchado mil veces para describir a alguien aislado, desconectado, sin redes. Sin embargo, la biología nos dice lo contrario: los hongos son, quizás, una de las redes vivas más impresionantes y conectadas que existen en la naturaleza.
Bajo nuestros pies, invisibles a simple vista, los hongos tejen verdaderas autopistas subterráneas llamadas micorrizas, a través de las cuales árboles y plantas intercambian nutrientes, señales y hasta advertencias. Los científicos llaman a esto la “Wood Wide Web”, una red que sostiene la vida en los bosques.
Entonces, si incluso los hongos entienden (de forma natural) que la conexión es la clave para la supervivencia y el crecimiento, ¿por qué tantas organizaciones diseñan estructuras que terminan desconectando a las personas?
Este texto nació inspirado en el webinar “El síndrome del déficit de Naturaleza: cuando la naturaleza falta, sobra el estrés”, realizado por Luis Fernando Salazar y Alejandro Ríos Naranjo, que puedes ver aquí: https://www.youtube.com/watch?v=bBwcPt8Chcs
El diseño organizacional invisible
En muchas empresas, el organigrama parece un mapa de islas. Equipos que no se hablan, áreas que compiten en lugar de colaborar, líderes que creen que la información es poder y la guardan como un tesoro personal. En ese tipo de entornos, las personas terminan aisladas, no por naturaleza, sino por diseño.
La paradoja es evidente: creemos que segmentando, controlando o aislando generaremos eficiencia. Pero lo que realmente ocurre es que perdemos oportunidades, talento y agilidad.
Un buen diseño organizacional no se nota a simple vista, igual que las redes de los hongos bajo tierra. No se trata solo de cajas y líneas en un organigrama, sino de los flujos invisibles que permiten que la información, la confianza y la colaboración se muevan.
Redes que sostienen, no que atrapan
Diseñar bien una organización es crear una red que: ✅ Permita que el conocimiento fluya, no que se estanque. ✅ Conecte a las personas más allá de sus cargos. ✅ Haga que los equipos sientan que son parte de algo vivo, no piezas sueltas. ✅ Evite que los "héroes solitarios" carguen solos con los problemas, porque hay un sistema que los respalda.
Así como en un bosque sano los árboles grandes alimentan a los más jóvenes a través de la red fúngica, en una organización bien diseñada los líderes fuertes no se aíslan en su éxito, sino que fortalecen a los demás.
¿Qué podemos aprender de los hongos?
1. Lo invisible sostiene lo visible. No es solo lo que vemos en las reuniones o los reportes, sino lo que pasa en los pasillos, las conversaciones informales, los acuerdos tácitos.
2. La interdependencia es inevitable. Aunque intentemos separarnos, dependemos de los demás para aprender, innovar y resolver problemas complejos.
3. El aislamiento es una señal de mal diseño, no de falta de talento. Si las personas se sienten solas, desconectadas o atrapadas en silos, no es un problema de actitud, es una falla en la arquitectura organizacional.
Que tu organización se parezca más a un bosque
Quizás es hora de dejar de repetir frases como “más solo que un hongo” y empezar a diseñar organizaciones que funcionen como ecosistemas conectados, donde la colaboración no sea un esfuerzo heroico, sino parte natural de la estructura.
Porque incluso los hongos, que creíamos solitarios, entendieron hace millones de años lo que muchas empresas aún están aprendiendo: lo que sostiene el éxito, no siempre se ve, pero se construye entre todos.