Subir el salario mínimo no es sinónimo de poder adquisitivo real
Por Mauricio Jaramillo Montoya
En Colombia se debate cuánto debería aumentar el Salario Mínimo Legal Mensual Vigente (SMLMV). Y cada año escuchamos la misma afirmación simplista: “Si sube por encima del IPC, los trabajadores ganan más y mejoran su bienestar”. La realidad es que esa idea es muy básica y falto de análisis.
Que el SMLMV crezca más que la inflación no garantiza que los colombianos tengan más poder de compra. Su efecto depende de factores mucho más complejos: la capacidad de las empresas para asumir el aumento, su estructura de costos, los niveles de productividad y la reacción de los mercados.
En sectores intensivos en mano de obra y con márgenes ajustados, un aumento desproporcionado puede tener consecuencias no deseadas: presionar precios de bienes y servicios, limitar nuevas contrataciones o incluso poner en riesgo empleos existentes. En pocas palabras, un salario más alto no siempre se traduce en mayor bienestar.
Esto no significa que no haya que hablar de salarios. Significa que la discusión debe ser seria y responsable. Un aumento sostenible del SMLMV requiere combinar crecimiento salarial con políticas que impulsen productividad, competitividad y estabilidad económica. Solo así se logra que los trabajadores realmente se beneficien.
En definitiva, asumir que cualquier incremento por encima del IPC automáticamente mejora la vida de los empleados es una simplificación peligrosa. El verdadero bienestar salarial depende del equilibrio entre ingresos, productividad y sostenibilidad del país.
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