¿Por qué llamarlas “blandas” si son lo más duro de lograr?
Por Mauricio Jaramillo Montoya
Desde hace años, escuchamos hablar de las famosas habilidades blandas. Pero, ¿te has puesto a pensar por qué las llamamos así? ¿Quién decidió que habilidades como la comunicación, la empatía o el liderazgo sean “blandas”?
La realidad es que ese término les resta favor. Llamarlas “blandas” las pinta como si fueran algo secundario, fácil o menos importante que las habilidades técnicas. Y nada está más lejos de la verdad.
Lo “blando” es lo que sostiene todo
Piensa en cualquier proyecto, empresa o equipo exitoso. No solo necesitan gente que sepa hacer bien su trabajo técnico, sino personas que sepan conectar, entender, motivar y adaptarse.
Gestionar emociones propias y ajenas, resolver conflictos, mantener la calma bajo presión, inspirar a otros… eso no es suave ni sencillo. De hecho, es lo más complicado de aprender y dominar, porque tiene que ver con lo más humano de nosotros.
Esas habilidades que llamamos “blandas” son las que sostienen el día a día, las que marcan la diferencia cuando las cosas se complican y las que permiten que todo lo técnico brille y rinda.
¿Por qué son tan difíciles?
No es cuestión de falta de talento o inteligencia. Estas habilidades requieren autoconocimiento, práctica constante y mucha voluntad. No hay atajos ni fórmulas mágicas.
Mientras que aprender un programa, un idioma o una técnica puede ser cuestión de tiempo y entrenamiento, dominar la comunicación auténtica, la empatía o la resiliencia es un proceso profundo, que implica crecimiento personal y profesional.
El nombre importa: llamarlas “blandas” es un error estratégico
Cuando las llamamos “blandas”, inconscientemente las relegamos a un segundo plano. Las vemos como un plus, un extra bonito pero no indispensable.
• Esto tiene consecuencias claras:
• Las organizaciones no invierten lo suficiente en desarrollarlas.
• Los procesos de selección se enfocan solo en lo técnico.
• Los líderes no se preocupan por fortalecerlas en sus equipos.
• Los profesionales las ven como un “plus” y no como una necesidad.
Cambiar la narrativa para cambiar el juego
Si queremos equipos más productivos, líderes más efectivos y empresas más humanas y competitivas, tenemos que empezar a llamar estas habilidades por su verdadero nombre:
Habilidades esenciales. Competencias estratégicas. Lo que realmente mueve los resultados.
Solo así podremos darles el lugar que merecen y empezar a trabajar de verdad en su desarrollo.
La invitación
La próxima vez que escuches “habilidades blandas”, piensa en lo contrario: lo que llamamos “blando” es lo más duro de lograr, lo más valioso y lo que sostiene todo lo demás.
Invierte en ellas, poténcialas, y verás cómo cambia tu entorno, tu trabajo y tu vida.
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