El peligro oculto de las curvas de compensación congeladas
Por Mauricio Jaramillo Montoya
Muchas empresas realizan con entusiasmo el proyecto para construir sus curvas de compensación. Invierten tiempo, esfuerzo y recursos para tener una radiografía clara del valor de sus cargos… pero luego las congelan año tras año.
Mientras tanto, aplican incrementos en la compensación a sus empleados, y con el tiempo, los colaboradores comienzan a ubicarse “dentro” de la curva. Pero ¿eso garantiza equidad interna o competitividad externa?
La respuesta es no, y podrías estar caminando sobre un gran problema silencioso que afecta la equidad, la competitividad y la fidelización del talento.
Estar dentro de una curva congelada no significa estar bien compensado.
¿Qué está pasando? • Estás comparando tu organización con un mercado que ya no existe. • El mercado se mueve… y no todos los cargos lo hacen al ritmo del IPC. • Algunos roles suben más rápido, por ejemplo, por escasez de talento. • Otros se desaceleran. El dinamismo no es uniforme.
¿El resultado? • Se pierde conexión con el mercado real. • Se distorsionan los criterios para decidir ajustes en la compensación • Se crea una falsa sensación de equidad y competitividad. • Aumenta el riesgo de fuga del talento que más necesitas fidelizar.
¿Qué se recomienda? Realiza estudios de compensación al menos cada dos años. No como un gasto, sino como una inversión estratégica para: • Mantener tus curvas de compensación vivas y actualizadas. • Leer el comportamiento real del mercado y tus cargos. • Ajustar tu estrategia de compensación antes de que el talento se te escape.
No dejes que tus curvas de compensación se conviertan en una trampa silenciosa. Actualízalas, revísalas, y sobre todo, conéctalas con la realidad.