El talento no se fideliza con regalos.
Escucha, coherencia y desarrollo: la verdadera fórmula
Por Mauricio Jaramillo Montoya
En un entorno laboral marcado por la transformación constante y la alta movilidad profesional, asegurar la permanencia del talento clave se ha vuelto más que una buena práctica, es un factor crítico para la sostenibilidad empresarial.
Estudios de McKinsey y LinkedIn, difundidos por Bizneo HR, revelan cifras que invitan a una profunda reflexión:
4 de cada 10 empleados están considerando dejar su puesto en los próximos seis meses.
El 42% de las renuncias podrían haberse evitado.
Sustituir a un colaborador puede costar el doble de su salario anual.
Más allá del impacto económico, estos datos nos hablan de una desconexión emocional que, si no se aborda, pone en riesgo la estabilidad organizacional. La fidelización del talento ya no puede depender únicamente de un buen paquete de beneficios o de campañas puntuales de reconocimiento. Requiere coherencia, escucha activa y una cultura que promueva vínculos sólidos y desarrollo continuo.
Invertir en las personas, acompañarlas en su crecimiento y construir relaciones laborales significativas no es un lujo, es una estrategia. Las organizaciones que logran enamorar a su talento día a día son las que consiguen mejores resultados, mayor innovación y equipos más comprometidos.
Hoy más que nunca, el compromiso no se exige, se cultiva.
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