Callar también comunica
Por Mauricio Jaramillo Montoya
Cuando no se habla, otros llenan el vacío
En las organizaciones, callar sobre la compensación nunca deja un vacío: siempre se llena con interpretaciones, comparaciones externas o conjeturas internas. En ese terreno, cualquier dato, una conversación de pasillo, un artículo en internet o una cifra de un portal de empleo, termina pareciendo más cierto de lo que realmente es.
No se trata de publicar cifras, sino de dar claridad
La clave no está solo en diseñar bien las curvas de compensación, sino en darles voz y sentido dentro de la cultura. No significa publicar lo que cada persona gana, ni tampoco hacer públicas las curvas de compensación. Lo importante es que la política, los criterios y las definiciones estén claros y sean conocidos por todos. Eso genera coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, y convierte un tema sensible en confianza.
Un comité con líderes hace la diferencia
En un proyecto de diseño organizacional, donde se valoran los cargos y se construyen tanto las curvas como la política de compensación, es clave trabajar con un comité en el que participen los líderes de la organización. Su presencia aporta legitimidad, diferentes perspectivas y asegura que las decisiones respondan a la estrategia.
Más que Talento Humano: una responsabilidad compartida
Cuando los líderes hacen parte activa de estos procesos, se apropian del tema y cuentan con los criterios de primera mano. Esto les permite dar respuestas claras a sus equipos. Y aquí algo clave: estos temas ya no son únicamente de Talento Humano. No se sorprenda con esta afirmación. Talento Humano los lidera, sí, pero todos los líderes son responsables de que la compensación se entienda y se viva con coherencia.
Mucha información, poca certeza
Hoy, las fuentes de información están a un clic. Basta con preguntar en internet, consultar una red profesional o usar inteligencia artificial para recibir un rango salarial de cualquier cargo. Pero más información no siempre significa mejor información. La IA, por ejemplo, puede arrojar números que suenan razonables, pero que no necesariamente corresponden a la realidad de cada empresa, su sector o su momento.
El verdadero reto
El reto está en saber leer esos datos, contrastarlos y construir comparaciones bien hechas. No se trata de ignorar lo que circula afuera, sino de integrarlo en una conversación honesta que ayude a todos a entender cómo y por qué la organización compensa como lo hace.
Callar sobre la compensación nunca es neutral, siempre genera ruido.
Dar claridad, contexto y coherencia es lo que transforma la sospecha en confianza.